Los resultados satisfactorios del pasado cada vez aseguran menos los resultados satisfactorios del futuro. El éxito de la empresa se fundamenta en adaptarla al entorno y a cada momento y situación.

En consecuencia, el papel de la función de control de gestión ha variado considerablemente y lo sigue haciendo en la actualidad. Frente al control básicamente financiero de los años 80`s y 90`s, se ha ido evolucionando hacia un control más estratégico, capaz de dar respuesta a la capacidad actual de la empresa para generar beneficios futuros. Esto sólo se conseguirá si medimos y controlamos la consecución de la senda estratégica elegida y la capacidad para reconducir y replantear de forma constante dicha senda, mediante una planificación estratégica constante y adaptativa para cada momento y situación.